Podcast: 3er Domingo de Cuaresma, Año A

Hola y bienvenidos al Podcast del Salmista Moderno. Soy Rebecca De La Torre.

En las lecturas de hoy para el 3er Domingo de Cuaresma, año A, se nos anima a mantener nuestros ojos en el Señor y nuestros corazones abiertos para escuchar su voz, reconociendo que nuestras almas tienen sed del Dios vivo.

Nuestra antífona de entrada del Salmo 24 versículos 15 y 16 abre nuestra misa sagrada, y centra nuestros corazones en el Señor:

«Tengo los ojos puestos en el Señor,
porque él me libra de todo peligro.
Mírame, Dios mío y ten piedad de mí,
que estoy solo y afligido.»

El salmo de hoy es del capítulo 94:

Ojalá escuchen hoy su voz: “No endurezcan el corazón.”

Y en los versículos se nos recuerda que Dios es nuestra salvación y es digno de nuestra adoración y alabanza de corazón. Pero al igual que los israelitas sedientos en la historia de Moisés, sacando agua de la roca en la primera lectura del Éxodo, nosotros también olvidamos a veces las bendiciones que hemos recibido de Dios. Y cerramos nuestros corazones a su instrucción cuando nos centramos sólo en nuestros retos y dificultades. Por el contrario, tenemos que llevar nuestras heridas y luchas al Señor directamente, y nunca endurecer nuestros corazones a su palabra.

En el Evangelio, tenemos la historia de la mujer junto al pozo, que es uno de mis pasajes favoritos. Me encanta la metáfora de Jesús como agua viva que sacia la sed de nuestra alma. La aclamación del Evangelio es una paráfrasis de lo que la mujer del pozo le dijo a Jesús.

Está tomada del capítulo 4 de Juan, y los líderes de la iglesia decidieron mezclar los versículos 15 y 42 para formar la aclamación:

«Señor, tú eres verdaderamente el Salvador del mundo;
dame agua viva y no sufriré más sed.»

Nuestra antífona de comunión también está tomada del capítulo 4 de Juan, pero en este caso del versículo 14:

«El que beba del agua que yo le daré, dice el Señor,
nunca más tendrá sed;
el agua que yo le daré se convertirá dentro de él
en un manantial capaz de dar la vida eterna.»

La mujer del pozo tenía sed de Dios. Lo encontró, justo delante de ella, y Él cambió su vida para siempre.

Hoy me gustaría presentar otro salmo que expresa el anhelo de nuestra alma por Dios. Es del capítulo 63 del Salmo. La respuesta es

«Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.»

Nos demos cuenta o no, todos tenemos sed de Dios. Fuimos hechos para Dios, y como la mujer en el pozo, las profundidades de nuestras almas tienen sed del Dios vivo.

Ese fue el «Salmo 62: Mi Alma Está Sedienta» como canción principal para el 3er Domingo de Cuaresma, Año A. Los enlaces a cada una de las grabaciones de las canciones y las partituras se pueden encontrar en las notas del programa a continuación.

Acompáñenme la próxima semana para el cuarto domingo de Cuaresma. Que tengan una semana llena de bendiciones.