El Vigésimo Primer Domingo del Tiempo Ordinario, Año A: Salmo Responsorial
Salmo 137, 1-8
Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos.
Verse 1:
Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti.
Me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre.
Verse 2:
Por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama.
Cuando te invoqué me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.
Verse 3:
El Señor es sublime, se fija en el humilde
y de lejos conoce al soberbio.
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.