Vigésimo Segundo Domingo del Tiempo Ordinario: Antífona de la Entrada
Salmo 85, 3. 5
Dios mío, ten piedad de mí, pues sin cesar te invoco.
Tú eres bueno y clemente,
y rico en misericordia con quien te invoca.
(Salmo 85, 3.5)
Verse 1:
Inclina tu oído, Señor, escúchame,
que soy un pobre desamparado.
(Salmo 85, 1)
Verse 2:
Protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva, Dios mío, a tu siervo, que confía en ti.
(Salmo 85, 2)
Verse 3:
Alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti, Señor.
(Salmo 85, 4)
Verse 4:
Gloria al Padre y al Hijo
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
(Gloria Patri)