Vigésimo Octavo Domingo del Tiempo Ordinario: Antífona de la Entrada

Salmo 129, 3-4

Si conservaras el recuerdo de nuestras faltas,
Señor, ¿quién podía resistir?
Pero tú, Dios de Israel, eres Dios de perdón.
(Salmo 129, 3-4)

Verse 1:

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz.
(Salmo 129,1.2)

Verse 2:

Mi alma espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor.
(Salmo 129,5.6)

Verse 3:

Con el Señor viene la misericordia
y la abundancia de su redención.
(Salmo 129, 7)

Verse 4:

Gloria al Padre y al Hijo
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
(Gloria Patri)