Trigésimo Primer Domingo del Tiempo Ordinario: Antífona de la Entrada
Salmo 37, 22-23
Señor, no me abandones, no te me alejes, Dios mío. Ven de prisa a socorrerme, Señor, mi salvador. (Salmo 37, 22-23)
Señor, no me abandones, no te me alejes, Dios mío. Ven de prisa a socorrerme, Señor, mi salvador. (Salmo 37, 22-23)