El Tercer Domingo de Pascua, Año B: Segunda Lectura
Juan 2, 1-5
Hijitos míos:
Les escribo esto para que no pequen.
Pero, si alguien peca, tenemos como intercesor ante el Padre,
a Jesucristo, el justo.
Porque él se ofreció como víctima de expiación por nuestros pecados,
y no sólo por los nuestros, sino por los del mundo entero.
En esto tenemos una prueba de que conocemos a Dios:
en que cumplimos sus mandamientos.
Quien dice: Yo lo conozco, pero no cumple sus mandamientos,
es un mentiroso y la verdad no está en él.
Pero en aquel que cumple su palabra,
el amor de Dios ha llegado a su plenitud,
y precisamente en esto conocemos que estamos unidos a él.