El Quinto Domingo de Pascua, Año B: Primera Lectura

Hechos de los Apóstoles 9, 26-31

Cuando Pablo regresó a Jerusalén,
trató de unirse a los discípulos, pero todos le tenían miedo,
porque no creían que se hubiera convertido en discípulo.

Entonces, Bernabé lo presentó a los apóstoles
y les refirió cómo Saulo había visto al Señor en el camino,
cómo el Señor le había hablado
y cómo él había predicado, en Damasco, con valentía, en el nombre de Jesús. Desde entonces, vivió con ellos en Jerusalén,
iba y venía, predicando abiertamente en el nombre del Señor,
hablaba y discutía con los judíos de habla griega y éstos intentaban matarlo.
Al enterarse de esto,
los hermanos condujeron a Pablo a Cesarea
y lo despacharon a Tarso.

En aquellos días,
las comunidades cristianas gozaban de paz en
toda Judea, Galilea y Samaria,
con lo cual se iban consolidando,
progresaban en la fidelidad a Dios y se multiplicaban,
animadas por el Espíritu Santo.