Podcast: 24º Domingo del Tiempo Ordinario, Año A


Hoy exploramos no solo la infinita misericordia de Dios, sino especialmente la exigencia de Dios de que seamos misericordiosos también en nuestras relaciones con los demás. Las lecturas de hoy nos recuerdan lo compasivos y misericordiosos que el Señor espera que seamos.
Antífona de Entrada:
Concede, Señor, la paz a los que esperan en ti,
y cumple así las palabras de tus profetas;
escucha las plegarias de tu siervo, y de tu pueblo Israel.
(Sirácides 36, 18)
Salmo 102:
El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia.
Antífona de Comunión:
Señor Dios, qué preciosa es tu misericordia.
Por eso los hombres se acogen a la sombra de tus alas.
(Salmo 35, 8)
Canciones Destacadas:
24º Domingo del Tiempo Ordinario: Antífona de Entrada (Sirácides 36, 18) (Modo IV, De La Torre)
https://themodernpsalmist.com/songs/antifona-de-entrada-24o-tiempo-ordinario-de-la-torre-modo-iv/
Salmo 102: El Señor Es Compasivo y Misericordioso: (Rebecca De La Torre)
https://themodernpsalmist.com/songs/salmo-102-el-sen%cc%83or-es-compasivo-y-misericordioso/
24º Domingo del Tiempo Ordinario: Antífona de Comunión (Salmo 35, 8)
https://themodernpsalmist.com/songs/antifona-de-comunion-24o-to/
Misericordias Domini [Estrofas en español] (J. Berthier)
https://themodernpsalmist.com/songs/misericordias-domini-guarda-mi-alma/
Featured Songs
Podcast Transcript
Hola y bienvenidos al Podcast del Salmista Moderno para el 24º Domingo del Tiempo Ordinario, Año A. Soy Rebecca De La Torre.
Hoy exploramos no solo la infinita misericordia de Dios, sino especialmente la exigencia de Dios de que seamos misericordiosos también en nuestras relaciones con los demás. Las lecturas de hoy nos recuerdan lo compasivos y misericordiosos que el Señor espera que seamos.
Al entrar en la misa sagrada, nuestra Antífona de Entrada se abre con una súplica a Dios para que cumpla las palabras de los profetas y escuche las oraciones del pueblo, estableciendo un tono de confianza y expectación en la misericordia de Dios.
Tomada del libro deuterocanónico del Eclesiástico capítulo 36, estrofa 18, rezamos:
“Concede, Señor, la paz a los que esperan en ti,
y cumple así las palabras de tus profetas;
escucha las plegarias de tu siervo, y de tu pueblo Israel.”
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El salmo de hoy se atribuye al rey David y pertenece al capítulo 102 versículo 8:
“El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia.”
Este es el amor: bondadoso, misericordioso, compasivo, lento para la ira. Así es nuestro Señor. Y lo que es más, así es como *estamos* llamados a ser.
https://themodernpsalmist.com/songs/salmo-102-el-sen%cc%83or-es-compasivo-y-misericordioso/
La Antífona de Comunión continúa alabando la gran misericordia de Dios. Tomada del Salmo 35, versículo 8, cantamos:
“Señor Dios, qué preciosa es tu misericordia.
Por eso los hombres se acogen a la sombra de tus alas.”
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Así pues, en las lecturas que hemos mencionado hasta ahora, se enfoca continuamente en la gran misericordia de Dios. En las otras lecturas que voy a destacar, se deja muy claro que nosotros debemos abrazar el perdón, evitar la venganza y amar a nuestro prójimo como Dios nos ama.
En la primera lectura del Eclesiástico 28, 7, se nos recuerda:
“Ten presentes los mandamientos y no guardes rencor a tu prójimo.
Recuerda la alianza del Altísimo y pasa por alto las ofensas.”
Y en la segunda lectura de la carta de San Pablo a los Romanos, en el capítulo 14 versículos 7 y 8, nos dice:
“Ninguno de nosotros vive para sí mismo, ni muere para sí mismo.
Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos.
Por lo tanto, ya sea que estemos vivos o que hayamos muerto,
somos del Señor.”
Estamos llamados a vivir en armonía unos con otros, unidos en el servicio al Señor.
Y Jesús nos lo dice concretamente en la aclamación del evangelio del libro de Juan 13, 34:
“Les doy este mandamiento nuevo, dice el Señor,
que se amen unos a otros como yo los he amado.”
Y en la lectura del Evangelio de Mateo, capítulo 18, Jesús deja muy claro que se espera de nosotros que tratemos a los demás con la misma compasión y misericordia que Dios nos muestra a nosotros.
Pedro pregunta específicamente al Señor cuántas veces debemos perdonar a alguien que nos hace daño.
La respuesta de Jesús,
“No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete”,
no debe tomarse al pie de la letra. Su intención es decirnos que perdonemos siempre, ¡porque Dios siempre nos perdona! Y ¡bendito sea Dios por ello!
Para ilustrar mejor este punto, Jesús continúa dando una analogía del reino de Dios contando la historia de un hombre que tenía una gran deuda – tan grande que su deudor sabía que no podía pagarla y, por lo tanto, decidió venderlo junto con su familia y todo lo que poseía para pagar la deuda.
Pero luego, en los versículos 26 y 27 leemos:
“El servidor, arrojándose a sus pies, le suplicaba, diciendo:
‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo’.
El rey tuvo lástima de aquel servidor,
lo soltó y hasta le perdonó la deuda.”
Y Jesús al fin les dijo:
“Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes,
si cada cual no perdona de corazón a su hermano”.”
Tómate un momento para pensar en esto.
Ese hombre estaba a punto de ser vendido junto con su mujer y sus hijos. Habrían sido separados – potencialmente para siempre.
Eso es devastador. Y estaba claramente en un mal lugar financieramente porque tenía una deuda tan grande que ni siquiera tenía una manera de pagarla. Y el maestro lo sabia.
Pero el maestro le perdonó el préstamo y lo dejo ir. Le perdonó totalmente el préstamo.
NOSOTROS no podemos pagar nuestra deuda a Dios. Hemos transgredido una y otra vez y, sin embargo, Dios nos perdona continuamente.
Pero la historia no termina aquí, por desgracia. Ese mismo hombre, que estaba a punto de ser vendido y su vida devastada se encuentra con otro siervo que le debía “poco dinero”.
Pero en lugar de mostrar ni siquiera una fracción de la misma compasión que le mostró el amo, se vuelve y manda meter al hombre en la cárcel hasta que le pague.
Pero el amo se entera y en los versículos 32-35 concluye la historia:
“Entonces el señor lo llamó y le dijo:
‘Siervo malvado. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haber tenido compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?’
Y el señor, encolerizado, lo entregó a los verdugos para que no lo soltaran hasta que pagara lo que debía.”
Tenemos que preguntarnos:
¿A quién tenemos que perdonar en nuestra vida?
¿A qué viejos rencores nos aferramos?
No podemos limitarnos a ir a misa todos los domingos sin reflexionar realmente sobre estas escrituras y dejar que actúen sobre nosotros. Esto es serio.
Tenemos que perdonar y ser misericordiosos con todos los que nos rodean, ¡incluso con nuestros enemigos! Este es el amor y la misericordia que Dios nos demuestra.
A TODOS nosotros se nos ha perdonado nuestra montaña de deudas cuando Jesús murió en la cruz por nosotros.
Dios nos ha ordenado a TODOS que amemos a nuestro prójimo – a CADA prójimo – como Dios nos ama a nosotros.
Tal como dice el salmo, debemos ser “compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia”.
“Misericordias Domini in aeternum cantabo”
Estas palabras en latín significan “Cantaré eternamente la misericordia de Dios”.
Jacque Berthier, de la comunidad de Taizé, les ha puesto un hermoso estribillo en ostinato. He aquí mi interpretación de esta hermosa canción, que he decidido utilizar en todas mis misas de este fin de semana.
https://themodernpsalmist.com/songs/misericordias-domini-guarda-mi-alma/
Gracias por acompañarme en el podcast de el Salmista Moderno para el 24º Domingo del Tiempo Ordinario, Año A. Echa un vistazo a las notas del programa para obtener más información sobre todas las canciones presentadas.
Hasta la próxima semana, que Dios les bendiga.