Podcast: 2º Domingo de Cuaresma, Año A

Hola y bienvenidos al Podcast del Salmista Moderno. Soy Rebecca De La Torre.

Ahora hemos llegado al 2do Domingo de Cuaresma, así llevamos 10 días en nuestra jornada de 40 días de Cuaresma. Las escrituras de hoy nos animan a mantener el rumbo y nuestro enfoque en el Señor. Nos recuerdan que debemos buscar el rostro de Dios, poner nuestra confianza en el Señor y escuchar su palabra.

En nuestra antífona de entrada del Salmo 26 versículos 8 y 9, nos hacemos eco del deseo más profundo de nuestro corazón al proclamar:

“De ti mi corazón me habla diciendo: “Busca su rostro”.
Tu rostro estoy buscando, Señor;
no me lo escondas.”

Observa que dice

“De ti mi corazón me habla”

Nuestro corazón busca a Dios, nuestro creador. Si nos tomamos un tiempo para alejarnos de esta época de distracciones sin fin y de ocupaciones constantes, podemos buscar al Señor a través de la oración *y* meditando en sus Escrituras. Y a su vez, encontraremos el deseo más verdadero y profundo de nuestro corazón.

Mientras que la antífona de entrada se centra en la búsqueda del rostro de Dios, el salmo nos anima a poner nuestra confianza en el Señor y tener fe en que será misericordioso con nosotros.

Tomada del Salmo 32, la respuesta es

“Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.”

Hasta ahora se nos ha animado a buscar el rostro de Dios y a poner nuestra confianza en el Señor. Y tanto en la aclamación del Evangelio como en la antífona de comunión se nos dice que *escuchemos* al hijo de Dios, Jesucristo.

La lectura del Evangelio del segundo domingo de Cuaresma, ya sea del ciclo A, B o C, es siempre el relato de la transfiguración. Este año es del libro de Mateo, al igual que el versículo de aclamación del Evangelio.

En la transfiguración, Jesús lleva consigo a Pedro, Santiago y Juan a un monte alto para rezar y Jesús se transfigura ante sus propios ojos y Moisés y Elías aparecen y conversan con él.

¿Te imaginas lo magnífico que debió de ser verlo? Pedro debe de haber quedado estupefacto, porque empieza a hablar de construir tiendas para Jesús y los dos antiguos profetas, cuando una nube brillante proyecta una sombra sobre ellos.

Esto nos lleva a nuestra aclamación del evangélio del capítulo 17 de Mateo, versículo 5:

“En el esplendor de la nube se oyó la voz del Padre:
‘‘Éste es mi Hijo, el Amado; a él han de escuchar”.”

Necesitamos buscar a Dios, poner nuestra confianza en Él, y sobre todo *escucharle*. Digo “sobre todo” porque la antífona de comunión repite el mismo versículo de Mateo capítulo 17 versículo 5:

“Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco;
escuchadlo.”

Pero primero tenemos que estar quietos para poder oír su voz.

Estar quietos – aquietar nuestros corazones – eso en sí mismo es un desafío en esta época… la época más ruidosa que jamás haya conocido la humanidad. Y el ruido se multiplica exponencialmente con el tiempo.

Si volvemos nuestro corazón al Señor, buscamos su rostro, confiamos en Él y le escuchamos, seremos bendecidos con una profunda paz interior que ningún estrés o problema de este mundo ruidoso podrá perturbar. Esta es la promesa de la que se hacen eco los versículos de la antífona de comunión de hoy.

Hay una canción de Jacques Berthier, de la comunidad de Taizé en Francia, titulada “Oculi Nostri”, que en latín significa “nuestros ojos”, que realmente encierra el mensaje de las escrituras para hoy. El estribillo completo es

“Oculi nostri ad Dominum Deum
Oculi nostri ad Dominum nostrum”.

que significa

“Nuestros ojos están en el Señor Dios
Nuestros ojos están en nuestro Dios”

He aquí mi interpretación de este bello himno de Taizé.

Este fue el Oculi Nostri para el 2º domingo de Cuaresma, año A. Los enlaces a las grabaciones y partituras de cada una de las canciones de este podcast se encuentran en las notas del programa, más abajo.

A medida que avanzas en la Cuaresma, recuerda centrarte continuamente en el Señor, confiar en que Él cuidará de ti y escuchar repetidamente su palabra.

Nos vemos la próxima semana para el 3er Domingo de Cuaresma. Que Dios les bendiga.