El Decimosexto Domingo del Tiempo Ordinario, Año B: Primera Lectura
Jeremías 23, 1-6
¡Ay de los pastores que dispersan y dejan perecer a las ovejas de mi rebaño!, dice el Señor.
Por eso habló así el Señor, Dios de Israel,
contra los pastores que apacientan a mi pueblo:
Ustedes han rechazado y dispersado a mis ovejas y no las han cuidado.
Yo me encargaré de castigar la maldad de las acciones de ustedes.
Yo mismo reuniré al resto de mis ovejas
de todos los países a donde las había expulsado
y las volveré a traer a sus pastos,
para que ahí crezcan y se multipliquen.
Les pondré pastores que las apacienten.
Ya no temerán ni se espantarán y ninguna se perderá.
Miren: Viene un tiempo, dice el Señor,
en que haré surgir un renuevo en el tronco de David:
será un rey justo y prudente
y hará que en la tierra se observen la ley y la justicia.
En sus días será puesto a salvo Judá,
Israel habitará confiadamente
y a él lo llamarán con este nombre:
El Señor es nuestra justicia.