Decimosexto Domingo del Tiempo Ordinario: Evangelio

Lucas 10, 38-42

En aquel tiempo, entró Jesús en un poblado,
y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa.
Ella tenía una hermana, llamada María,
la cual se sentó a los pies de Jesús y se puso a escuchar su palabra.
Marta, entre tanto, se afanaba en diversos quehaceres,
hasta que, acercándose a Jesús, le dijo:
“Señor, ¿no te has dado cuenta de que mi hermana me ha dejado sola con todo el quehacer?
Dile que me ayude”.

El Señor le respondió:
“Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan,
siendo así que una sola es necesaria.
María escogió la mejor parte y nadie se la quitará”.