El Primer Domingo de Adviento, Año C: Evangelio
Lucas 21, 25-28. 34-36
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
“Habrá señales prodigiosas en el sol, en la luna y en las estrellas.
En la tierra, las naciones se llenarán de angustia
y de miedo por el estruendo de las olas del mar;
la gente se morirá de terror
y de angustiosa espera por las cosas que vendrán sobre el mundo,
pues hasta las estrellas se bambolearán.
Entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube,
con gran poder y majestad.
Cuando estas cosas comiencen a suceder,
pongan atención y levanten la cabeza,
porque se acerca la hora de su liberación.
Estén alerta,
para que los vicios, con el libertinaje, la embriaguez
y las preocupaciones de esta vida no entorpezcan su mente
y aquel día los sorprenda desprevenidos,
porque caerá de repente como una trampa sobre todos
los habitantes de la tierra.
Velen, pues,
y hagan oración continuamente,
para que puedan escapar de todo lo que ha de suceder
y comparecer seguros ante el Hijo del hombre.