El Vigésimo Domingo del Tiempo Ordinario, Año B: Evangelio
Juan 6, 51-58
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos:
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo;
el que coma de este pan vivirá para siempre.
Y el pan que yo les voy a dar es mi carne,
para que el mundo tenga vida.
Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí:
¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?
Jesús les dijo: Yo les aseguro:
Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre,
no podrán tener vida en ustedes.
El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna
y yo lo resucitaré el último día.
Mi carne es verdadera comida
y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre,
permanece en mí y yo en él.
Como el Padre, que me ha enviado,
posee la vida y yo vivo por él,
así también el que me
come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo;
no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron.
El que come de este pan vivirá para siempre.