Vigésimo Domingo del Tiempo Ordinario: Segunda Lectura

Hebreos 12, 1-4

Hermanos:
Rodeados, como estamos,
por la multitud de antepasados nuestros,
que dieron prueba de su fe, dejemos todo lo que nos estorba;
librémonos del pecado que nos ata,
para correr con perseverancia la carrera que tenemos por delante,
fija la mirada en Jesús,
autor y consumador de nuestra fe.
Él, en vista del gozo que se le proponía,
aceptó la cruz, sin temer su ignominia,
y por eso está sentado a la derecha del trono de Dios.

Mediten, pues, en el ejemplo de aquel que quiso sufrir tanta oposición de parte de los pecadores,
y no se cansen ni pierdan el ánimo,
porque todavía no han llegado a derramar su sangre en la lucha contra el pecado.