El Vigésimo Segundo Domingo del Tiempo Ordinario, Año B: Primera Lectura
Deuteronomio 4, 1-2. 6-8
En aquellos días,
habló Moisés al pueblo, diciendo:
Ahora, Israel, escucha los mandatos y preceptos que te enseño,
para que los pongas en práctica y puedas así vivir
y entrar a tomar posesión de la tierra que el Señor,
Dios de tus padres, te va a dar.
No añadirán nada ni quitarán nada a lo que les mando:
Cumplan los mandamientos del Señor que yo les enseño,
como me ordena el Señor, mi Dios.
Guárdenlos y cúmplanlos porque ellos son la sabiduría
y la prudencia de ustedes a los ojos de los pueblos.
Cuando tengan noticias de todos estos preceptos, los pueblos se dirán:
En verdad esta gran nación es un pueblo sabio y prudente.
Porque, ¿cuál otra nación hay tan grande que tenga dioses tan cercanos como lo está nuestro Dios, siempre que lo invocamos?
¿Cuál es la gran nación cuyos mandatos y preceptos
sean tan justos como toda esta ley que ahora les doy?