Vigésimo Segundo Domingo del Tiempo Ordinario: Segunda Lectura

Hebreos 12, 18-19. 22-24a

Hermanos:
Cuando ustedes se acercaron a Dios,
no encontraron nada material, como en el Sinaí:
ni fuego ardiente, ni oscuridad, ni tinieblas,
ni huracán, ni estruendo de trompetas,
ni palabras pronunciadas por aquella voz
que los Israelitas no querían volver a oír nunca.

Ustedes, en cambio, se han acercado a Sión,
el monte y la ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial,
a la reunión festiva de miles y miles de ángeles,
a la asamblea de los primogénitos,
cuyos nombres están escritos en el cielo.
Se han acercado a Dios,
que es el juez de todos los hombres,
y a los espíritus de los justos que alcanzaron la perfección.
Se han acercado a Jesús, el mediador de la nueva alianza.