El Vigésimo Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario, Año B: Segunda Lectura
Santiago 2, 14-18
Hermanos míos:
¿De qué le sirve a uno decir que tiene fe,
si no lo demuestra con obras?
¿Acaso podrá salvarlo esa fe?
Supongamos que algún hermano o hermana carece de ropa
y del alimento necesario para el día,
y que uno de ustedes le dice:
Que te vaya bien; abrígate y come,
pero no le da lo necesario para el cuerpo,
¿de qué le sirve que le digan eso?
Así pasa con la fe;
si no se traduce en obras, está completamente muerta.
Quizá alguen podría decir:
Tú tienes fe y yo tengo obras.
A ver cómo, sin obras, me demuestras tu fe;
yo, en cambio, con mis obras te demostraré mi fe.