Vigésimo Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario: Segunda Lectura
1 Timoteo 1, 12-17
Querido hermano:
Doy gracias a aquel que me ha fortalecido,
a nuestro Señor Jesucristo,
por haberme considerado digno de confianza al ponerme a su servicio,
a mí, que antes fui blasfemo y perseguí a la Iglesia con violencia;
pero Dios tuvo misericordia de mí,
porque en mi incredulidad obré por ignorancia,
y la gracia de nuestro Señor se desbordó sobre mí,
al darme la fe y el amor que provienen de Cristo Jesús.
Puedes fiarte de lo que voy a decirte y aceptarlo sin reservas:
que Cristo Jesús vino a este mundo a salvar a los pecadores,
de los cuales yo soy el primero.
Pero Cristo Jesús me perdonó,
para que fuera yo el primero en quien él manifestara toda su generosidad
y sirviera yo de ejemplo a los que habrían de creer en él,
para obtener la vida eterna.
Al rey eterno, inmortal, invisible, único Dios,
honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.