El Vigésimo Sexto Domingo del Tiempo Ordinario, Año B: Primera Lectura

Números 11, 25-29

En aquellos días,
el Señor descendió de la nube y habló con Moisés.
Tomó del espíritu que reposaba sobre Moisés
y se lo dio a los setenta ancianos.
Cuando el espíritu se posó sobre ellos, se pusieron a profetizar.

Se habían quedado en el campamento dos hombres:
uno llamado Eldad y otro, Medad.
También sobre ellos se posó el espíritu,
pues aunque no habían ido a la reunión,
eran de los elegidos y ambos comenzaron a profetizar en el campamento.

Un muchacho corrió a contarle a Moisés que
Eldad y Medad estaban profetizando en el campamento.
Entonces Josué, hijo de Nun, que desde muy joven era ayudante de Moisés,
le dijo: “Señor mío, prohíbeselo”.
Pero Moisés le respondió:
“¿Crees que voy a ponerme celoso?
Ojalá que todo el pueblo de Dios fuera profeta
y descendiera sobre todos ellos el espíritu del Señor”.