Vigésimo Sexto Domingo del Tiempo Ordinario: Segunda Lectura

1 Timoteo 6, 11-16

Hermano:
Tú, como hombre de Dios, lleva una vida de rectitud,
piedad, fe, amor, paciencia y mansedumbre.
Lucha en el noble combate de la fe,
conquista la vida eterna a la que has sido llamado
y de la que hiciste tan admirable profesión ante numerosos testigos.
Ahora, en presencia de Dios, que da vida a todas las cosas,
y de Cristo Jesús,
que dio tan admirable testimonio ante Poncio Pilato,
te ordeno que cumplas fiel e irreprochablemente,
todo lo mandado, hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo,
la cual dará a conocer a su debido tiempo Dios,
el bienaventurado y único soberano,
rey de los reyes y Señor de los señores,
el único que posee la inmortalidad,
el que habita en una luz inaccesible
y a quien ningún hombre ha visto ni puede ver.
A él todo honor y poder para siempre.