El Segundo Domingo de Tiempo Ordinario: Primera Lectura
Isaías 49, 3. 5-6
El Señor me dijo:
“Tú eres mi siervo, Israel;
en ti manifestaré mi gloria”.
Ahora habla el Señor,
el que me formó desde el seno materno,
para que fuera su servidor,
para hacer que Jacob volviera a él
y congregar a Israel en torno suyo
tanto así me honró el Señor
y mi Dios fue mi fuerza.
Ahora, pues, dice el Señor:
“Es poco que seas mi siervo
sólo para restablecer a las tribus de Jacob
y reunir a los sobrevivientes de Israel;
te voy a convertir en luz de las naciones,
para que mi salvación llegue
hasta los últimos rincones de la tierra”.