Trigésimo Domingo del Tiempo Ordinario: Salmo Responsorial
Salmo 33, 2-3. 17-18. 19 y 23
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha.
Verse 1:
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca,
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.
Verse 2:
El Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias.
Verse 3:
El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él.