Tercer Domingo de Cuaresma: Antífona de la Comuníon
Juan 4, 13-14
Cuando se lee el Evangelio de la samaritana:
El que beba del agua que yo le daré, dice el Señor, nunca más tendrá sed;
el agua que yo le daré, se convertirá dentro de él en una fuente
que salta hasta la vida eterna.
(Juan 4, 13.14)
Verse 1:
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
(Salmo 62,2)
Verse 2:
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
(Salmo 62,5)
Verse 3:
Porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo.
Mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.
(Salmo 62,8.9)
Verse 4:
Gloria al Padre y al Hijo
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
(Gloria Patri)